Allá por los años 80, se incorporó a la Empresa donde yo trabajaba un encargado nuevo, era muy válido y venía de Astorga en León. Al segundo día me comentaba sorprendido, la cantidad de trabajadoras sordas que teníamos (había unas 200) y tuve que explicarle no sin sentir rubor ajeno, que no eran sordas, que el aparato que llevaban en la oreja era para escuchar la radio que llevaban en el bolsillo.
Viene de viejo pues, la aceptación y comprensión de las nuevas Tencologías a la ciudadanía. A mí, no deja de sorprenderme ver a la gente yendo por la calle casi siempre sonriente mientras escriben con el móvil delante con las dos manos, y ya había pensando más de una vez que a ver si tendrían algún accidente urbano, dado que por la calle no puede uno distraerse.

Leía esta mañana que en la ciudad estadounidense de Fort Lee, en Nueva Jersey, ha decidido aplicar una nueva norma mediante la cual se aplicarán multas de 85 dólares (66 euros) a las personas que escriban mensajes en sus móviles mientras caminan,  para evitar accidentes. La norma se anunció en marzo y ya se aplica. Durante las últimas semanas ya se han registrado 117 multas por esta infracción.

El envío de mensajes a través de móviles se ha disparado con la llegada de los servicios de correo y mensajería instantánea. Ver por la calle a una persona caminando con la mirada en el dispositivo ya es algo normal. Aunque esta conducta es habitual, lo cierto es que supone un grave peligro para el usuario y para el resto de personas.

Investigadores de la Universidad Stony Brook en Nueva York han demostrado que las personas que escriben al mismo tiempo que caminan tienen un 60 por ciento más de posibilidades de desviar de su trayectoria. Esta desviación puede derivar en accidente, ya que no se observa los objetos o personas que hay en la trayectoria. Para evitar este tipo de problemas, ya han nacido iniciativas como la de Type and Walk, una aplicación que utiliza la realidad aumentada para mostrar a los usuarios en sus teléfonos lo que tienen delante mientras caminan y miran su 'smartphone'.

Todo ello muy moderno y que nos cuesta entender a quienes somos de otra generación, de la misma manera que a la anterior le costaba entender muchas de las costumbres que teníamos nosotros.

* A veces es más fácil y recurrente hablar de cuestiones menores como esta, por no comentar lo que debería ser el pan de cada día, con la prima de riesgo como está y el corralito que se nos acerca, pero uno empieza ya a estar muy cansado.