Aquest escrit té l'autoría del periodista d'ABC José Maria Carrascal. Ho he comprobat anant a l'hemeroteca d'ABC, i, sincerament em desconcerta, hi ha un gat amagat però com al jocs de les set diferències, és al final del PDF, l'article és del 3 de febrer de... 1978.
"No se asusten. No se trata de abogar por el dominio del
catalán sobre el resto de los españoles; no se trata de sustituir la hegemonía
madrileña por la barcelonesa. Además, dudo que a los catalanes les interesase.
Los catalanes perdieron, hace mucho tiempo, sus ambiciones hegemonistas - más o
menos desde aquel episodio fulgurante de los almogávares -y desde entonces se
han dedicado a su propio florecimiento, en vez de malgastar energías en
subyugar a los demás. Tal vez porque fueron los primeros, entre los pueblos de
Europa, que comprendieron que imperialismo es contrario a democracia. Hay que
temer muy pocas cosas de los catalanes, y la que menos, afanes de señorío.
Lo que aquí sugerimos es cosa muy distinta y más profunda:
que la catalanicidad pase a ser parte operante del alma española, hasta ahora
no fecundada por ella: que el hecho catalán no se reduzca a aquella esquina,
sino que se incluya en el resto de la nación, no para aplastar lo que es
genuino de cada tierra, sino para ensancharlo, potenciarlo y enriquecerlo,
haciéndolo más apto para la nueva situación que España inicia.
Una de las mayores desgracias que ha sufrido nuestro país, es lo que ha venido presentándose como "espíritu español", apenas impregnado de catalanismo, cuando debería haber sido uno de sus ingredientes principales.
Bien distinto nos hubiera ido, muchas desventuras nos hubiésemos ahorrado, de
haber ocurrido así. Pues pudo haber tiempos en que, para ser algo en el mundo,
lo mejor era descabezar moros, cruzar cordilleras o conquistar imperios con una
docena de hombres.
Pero esos tiempos han pasado hace muchos siglos, y al empeñarnos en sujetar el alma española a tales características, la hemos empequeñecido, mutilándola y haciéndola poco apta para las nuevas circunstancias.
No recuerdo quién dijo, que la única forma de hacer una
nación moderna de España, era llenar el país de suizos o ingleses. ¡Y eso
teniendo al lado a los catalanes! ¡Qué ceguera¡ ¡Qué desatino¡
Cataluña ha sido la gran desconocida para el resto de
España; desde luego más desconocida que Francia, Italia, Inglaterra o la misma
Alemania. Se conoce más la literatura rusa que la catalana, y nuestro
conocimiento de Cataluña, está hecho a base de cuatro lugares comunes, todos
ellos erróneos cuando no agraviantes. Sólo los que, por azares de la vida,
hemos tenido la suerte de que nuestras familias fueran a residir allí, pudimos
darnos cuenta de las enormes diferencias que hay, entre lo que se cree en el
resto de España que son los catalanes, y lo que son en realidad. España no
tiene que ir fuera de sus fronteras a buscar virtudes cívicas modernas: las
tiene dentro de ella misma en Cataluña, y no me refiero sólo a la laboriosidad,
al sentido organizador y de empresa, a la iniciativa. Me refiero a algo más
valioso y raro: a la mezcla de tradición y modernidad que hace a los países a
la vez estables y dinámicos, al espíritu de cooperación, sin el que una nación
no pasa de reino de taifas; al respeto a la intimidad ajena, algo prácticamente
desconocido en el resto de España, y que tal vez sea la cualidad más preciosa
del espíritu catalán. Todo ello lo necesita España, hoy más que nunca, pues es
con esos mimbres con los que se teje auténtica democracia. Sin ellos de poco
sirven Constituciones, partidos, urnas.
Cataluña viene adelantándose durante los últimos siglos al
resto de España, y la gran tragedia de ésta ha sido no seguir la dirección que
le marcaba la que, a fin de cuentas, era su avanzadilla europea. ¿Ocurrirá otra
vez algo parecido? ¿Se construirá la nueva democracia española con la colaboración
de los políticos catalanes, o seguirá ignorándoseles? Y cuando hablo de
políticos catalanes no me refiero a los de allí nacidos, para pasar luego por
el filtro de Madrid: me refiero a los catalanes cien por cien, gentes que nos
digan las cosas un poco bruscamente, sin rodeos: que nos transmitan su sentido
común, su instinto práctico, su conciencia de responsabilidad individual y
colectiva. Algo que estamos necesitando cada vez más angustiosamente.
Cuando oigo decir a personas sensibles, inteligentes, que
Cataluña no puede separarse "porque el Ejército no lo permitiría",
siento como un puñetazo en plena cara. ¿Pero todavía estamos con éstas?
¿Todavía no hemos aprendido?
No. Cataluña no puede separarse porque la necesitamos, hoy
más que nunca, y hay que decírselo cuanto antes, bien alto, sin rubores, sin
vergüenzas. Necesitamos no sólo su industria, su arte, su organización, su
modernidad, sino también su espíritu, su ejemplo, sus líderes, su "seny".
Y espero que ella también nos necesite a nosotros, para ser
algo más que un rincón delicioso, cultivado y pintoresco en el Mediterráneo, y proyectar
continentalmente, a través de España, el espíritu catalán, que todavía tiene mucho que
decir en esa Europa por hacer."
José María Carrascal
Periodista de «ABC" (Madrid)
Mira al Carrascal ¡¡¡
ResponEliminaPara hacer buenas maquinas hay que coger las piezas correctas y saber aprovecharlas...
ResponEliminaEstic fins als pebrots de la batalleta que ens han muntat per distreure'ns, aquest cop els fills de puta s'han superat. Perfecte;: jo respondré com es mereixen. Votaré les CUP a les eleccions i NO a la independència. Que els donguin pel cul.
ResponEliminaLluís, la CUP encara no ha decidit si s'hi presentaràn.
ResponEliminaTemu, no lo pillo.
ResponEliminaDéu n'hi do. Sí, segurament en Llúís té raó i tot plegat és una maniobra de distracció. Però no caldrà que us recordi que, ara per ara, la il·lusió d'un estat propi és l'únic que ens separa d'una depressió a la grega.
ResponEliminaCrec fermament que tenim moltes coses a oferir a Espanya (que no les vol) i en canvi, veig ben poques coses que Espanya ens pugui/vulgui oferir.
I dius que això és del 78? Collons, no hem avançat ni mitja passa.
Francesc, para que funcionemos todos, lo inteligente, lo racional, es más, lo normal, es que cada uno aportemos nuestros mejores valores, yo soy vendedor, me debería dedicar a vender, un soldador a soldar y un médico a sanar, así se crean buenas empresas. Un país debe ser parecido, o eso creo yo, Cataluña como pueblo tiene una virtudes y hay que aprovecharlas, en beneficio reciproco, los de Galicia tienen otras, los Castellanos las tenemos todas (ejem, ejem, vaya catarro) y, en teoría, debiéramos explotarlas de forma organizada y en pos de un bien común. Aunque suene un poco utópico, es lo razonable.
ResponEliminaONDIA TU¡¡¡¡ LAGARTO,LAGARTO
ResponEliminaJUGANT AMB BARCELONA
cert Joan, ho hem avançat gens, però Carrascal ha evolucionat una mica en el seu pensament.
ResponEliminalo racional dices Temujin, es como el sentido común, el menos común de los sentidos.
ResponElimina