“Seamos perezosos en todo, excepto en amar y en beber, excepto en ser perezosos.” - Lessing
Una estranya bogeria s'ha apoderat de les classes obreres dels països on regna la civilització capitalista. Aquesta bogeria és responsable de les misèries individuals i socials que, des de fa dos segles, torturen la trista humanitat. Aquesta bogeria és l'amor a la feina, la passió moribunda de la feina, que arriba fins a l'esgotament de les forces vitals de l'individu i de la prole. En comptes de reaccionar contra aquesta aberració mental, els capellans, els economistes i els moralistes, han sacre-santificat el treball. Homes cecs i de limitada intel·ligència han volgut ser més savis que el seu Déu; homes febles i menyspreables, han volgut rehabilitar allò que el seu Déu havia maleït.
Jo, que afirmo no ser cristià, ni economista, ni moralista, apel·lo al que al seu parer hi ha del de Déu; als sermons de la seva moral religiosa, econòmica, lliurepensadora, a les espantoses conseqüència del treball a la societat capitalista.
A la societat capitalista, el treball és la causa de tota degeneració intel·lectual, de tota deformació orgànica. Compareu els pura sang dels estables dels Rothschild, servits per una legió de birmans, amb les pesades bèsties normandes, que llauren la terra, comporten l'adob i transporten la collita als graners. Mireu al noble salvatge que els missioners del comerç i comerciants de la religió no han corromput encara amb les seves doctrines, la sífilis i el dogma del treball, i mireu a continuació als nostres miserables servents de les màquines
Quan a la nostra Europa civilitzada es vol trobar un rastre de la bellesa nativa de l'home cal anar a buscar-lo a les nacions on els prejudicis econòmics encara no han desarrelat l'odi a la feina. Espanya, que, ai!, també va degenerant, encara es pot vanagloriar de posseir menys fàbriques que nosaltres presons i casernes; però l'artista gaudeix en admirar l'audaç andalús, bru com les castanyes, dret i flexible com un tronc d'acer; i el nostre cor s'estremeix sentint el captaire, superbament abrigallat a la seva capa foradada, tractant d'amic els ducs d'Osuna. Per a l'espanyol, en què l'animal primitiu no està atrofiat, la feina és la pitjor de les esclavituds. Igual que els grecs de la gran època que no tenien més que menyspreu per la feina: només als esclaus els estava permès treballar; l'home lliure només coneixia els exercicis corporals i els jocs de la intel·ligència.
El derecho a la pereza - Paul Lafargue (1883) - Nomès aclarir, que Lafargue, era gendre de Karl Marx, i naixí a Santiago de Cuba. El resum del pensament de Lafargue seria: treballar cansa. Fins i tot si és per una bona causa. I al final, mata, ja ho deia Luis Aguile, 'Es una lata el trabajar' que per cert també va sortir de Cuba com Lafargue.
Esta claro que el trabajo, en las monoteístas, es un castigo por no obedecer, pero en todas conceden el séptimo día para descansar. Luego el hombre se tomó dos, ahora dicen que tres, me parece que el de arriba se enfadara y habrá consecuencias. Es un castigo, que algunos olvidan!!!
ResponEliminaSaludos
hay otra opción del OCTAVO DIA - "Dios trabajó seis días y descansó el séptimo. El hombre no es Dios, se cansa antes, por lo que consideró que el sábado también le correspondía como día de descanso. Esta decisión no encontró una expresa objeción por parte de la Instancia Suprema.
ResponElimina«Si ha salido bien con el sábado, tal vez también cuele el viernes», pensé, y dirigí a Dios una solicitud con el siguiente contenido: «A causa del cansancio que siento después del lunes, el martes, el miércoles, el jueves y el viernes, ruego tenga a bien otorgarme también el viernes como día libre de trabajo. Homo Sapiens.»
No hubo respuesta, por lo que consideré que también el viernes me había sido otorgado. Sin embargo, entre el miércoles y el resto de la semana quedaba el horrible jueves.
Nada cansa más que el trabajo el último día de la semana laboral. Así que escribí, esta vez con más atrevimiento: «“El hombre es una caña pensante” (Blaise Pascal, 1623-1662). Yo pienso que tampoco debo trabajar los jueves.»
Ahora mi semana laboral acaba el miércoles por la tarde. Sí, pero ese miércoles...
El silencio de Dios me dio valor. «Exijo la supresión del miércoles como día laborable. Prometeo.»
En cuanto al martes, me rebelé ya abiertamente:
"Llamarse hombre llena de orgullo” (Maxim Gorki, 1868-1936). El martes atenta contra mi dignidad. Estoy en total desacuerdo y acabo el lunes."
No hubo respuesta, así que con el lunes fue muy fácil. Bastó con un telegrama: «El lunes también queda excluido.»
Ahora tenía siete días de la semana libres y me sentía orgulloso de mi rebeldía (L'homme révolté, Albert Camus, 1913-1960). Pero al cabo de un tiempo me di cuenta de que la semana sólo tenía siete días y, por lo tanto, yo no podía tener más de siete días libres a la semana. Semejante limitación de mi libertad me pareció inadmisible. Así que telegrafié a Dios:«Crear inmediatamente un octavo día.»
No contestó, lo cual me afirmó definitivamente en mi convicción de que Nietzsche tenía razón (Friedrich Nietzsche, 1844-1900) y Dios no existía. Pero en ese caso, ¿quién era el culpable de que la semana sólo tuviera siete días y de que yo no pudiera tener más de siete días libres a la semana?
Cogí un palo y me puse al acecho en la escalera. Cuando pase un vecino, le arreo. A fin de cuentas, alguien tiene que ser el responsable de la injusticia que se me ha hecho." Un cuento de Slawomir Mrozeck
Es lógico que con el tiempo las personas quieran trabajar menos. Nadie aboga por las 12 horas diarias; ni por las 54 semanales de nuestra época. No es de recibo.
ResponEliminaAhora bien, hoy todo se rige por los cómputos anuales. Enfermería pasa de 1.589 a 1.512, por eso de las 35 semanales. El problema empieza cuando vine el derecho a la paga de la pensión de jubilación.
Aquellos que deseen jubilarse (en enfermería, no cambio de gremio), a los 63 años necesitarán tener al menos 38 años y tres meses cotizados desde el 1 de enero de 2025.
Para cobrar el 100% de la pensión a los 63 años, se deben tener al menos 36 años y seis meses cotizados. Pero, y a lo que voy, no es lo mismo 38 años a 37´5 horas semanales que 38 años a 35 horas semanales.
Y esto es lo que No se ve. Todo está muy bien, pero hay que explicarlo mejor, mucho mejor, porque sino las personas no saben lo que firman, por mucho que la señora Yolanda sonría.
Un abrazo
Hasta ahora (2024), para cobrar el 100% de pensión, eran 35 años a 37´5 horas semanales (me refiero a enfermería, pero se puede trasladar a otros gremios)
EliminaMuy bueno,lo que es capaz el hombre para librarse del castigo divino.Pero los hay muy conscientes que es bueno y saludable el trabajo.En la enseñanza pública, con todos sus problemas, puedes jubilarte a los setenta años,pues hay muchos profes que lo hacen.
ResponEliminaSaludos
Jo ho veig com la xocolata del lloro, és igual cotitzar 37'5 hores a la setmana que 35 hores, entre altres qüestions per què la majoria treballa més hores, o està a l'atur.
ResponEliminaSalut.
Y con esto de trabajar por temporada, que muchos lugares lo hacen, contratas por horas, dudo que se pueda llegar al cómputo al final de tu vida laboral. Por eso mucha gente joven se va fuera del país, porque las condiciones laborales son otras, Francesc, aparte el dinero que se cobra.
EliminaTot canvia, el pare va començar als 14 anys a Can Gambus i s'hi va jubilar als 65. Ara aixó çes impensable. Però, el pare tenia una pensió minsa, i jo ja no, veurem les meves filles
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