imagen de la Puerta del Sol desalojada -

En el fondo, el movimiento 15-M es de una enorme vacuidad, una performance que un año más tarde, como el lobo, ha enseñado la patita y gregariamente se vuelve a casa hasta el próximo año. Nos deja una bonita y utópica puesta en escena, y cuatro eslóganes más o menos graciosillos y / o acertados. Todo se ha desarrolado según el guión establecido y después de montar el numerito, cada uno a su casa, que no ha sido nada y ya se lo explicaremos a nuestros nietos cuando seamos mayores. Pero no es este su fracaso, sino el nuestro, porque el fracaso es de todos los que deberíamos haber estado y no estábamos allí. Mientras sean 10, 15 o 25.000 no es ningún problema para el ESTADO que a pesar de tildarles a ellos de antisistema, es él, el Estado, el auténtico antisistema. Si tuviéramos lo que hay que tener, si fuésemos todos, entonces el Estado antisistema tendría un problema, un grave problema, y nosotros, el pueblo ... la solución, pero esto obliga a salir del cómodo hogar, y da mucha pereza, en casa se ​​está muy bien, despotricando a diestro y siniestro y criticando cómodamente el sistema desde el sofá. Y el Estado, de esto es muy consciente, y se jacta de ello y se aprovecha.