El 24 de març de 1976, una junta militar integrada pels tres comandants en cap de les Forces Armades va enderrocar el govern constitucional d'Isabel Perón. Aviat el cap de l'Exèrcit, Jorge Rafael Videla, va ser designat president de la junta i presentat per la premsa oficial com a «un professional moderat i militant catòlic». Aquest nou cop a la democràcia, el sisè que va tenir lloc en menys de cinquanta anys, va ser la dictadura més sagnant de la història del país, amb milers de morts i desapareguts, centenars de milers d'exiliats, la derrota de l'Exèrcit argentí a Malvines, la multiplicació per cinc del deute extern, el buidament d'empreses públiques i la destrucció de gran part de l'aparell productiu del país.
Els crims comesos pels militars són avui anomenats en el dret internacional com a «delicte de lesa humanitat». Trenta mil desapareguts, 400 nens robats i un país destruït va ser el saldo de l'ocupació militar.
«Nunca más». Acusació del fiscal Julio Strassera en el Judici a las Juntes Militars (1985) - Fragments. Extracto mayor de la acusación.
"Señores jueces: los padres de nuestra Patria, en la época en que realmente estaba en juego nuestro destino como Nación, nunca aceptaron utilizar métodos ilegales o clandestinos. Los primeros gobiernos patrios dictaron normas que resaltaban el valor y la dignidad del individuo. Por cierto que en aquellas tumultuosas épocas hubo que adoptar medidas extremas; repárese que la Junta de Gobierno de aquellas épocas tuvo que resolver, como uno de sus primeros actos, el fusilamiento de los máximos héroes de la resistencia a las invasiones inglesas, Santiago de Liniers y Martín de Álzaga.
La Junta, que sólo se estaba consolidando, tuvo que tomar así una decisión que podía acarrearle una gran oposición. Sin embargo, a nadie se le ocurrió simular que Liniers se fugaba o que había sido matado por un grupo de forajidos. La Junta asumió la responsabilidad y los hizo fusilar; los acusados no sólo facilitaron la desaparición o muerte clandestina de personas, como Hidalgo Solá o Elena Holmberg, que podían causarles una oposición interna, sino que, en lugar de condenar y fusilar como sus propias leyes lo establecían, a los jerarcas guerrilleros responsables de secuestros y muertes, los mataron clandestinamente, junto con otras miles de víctimas, cuando no los dejaron en libertad, con oscuros propósitos.
En la proclama del 8 de setiembre de 1820 en el Perú, San Martín expresó: «Soldados del Ejército Libertador, no venís a hacer conquista, sino a libertar a los pueblos que han gemido. La ferocidad y la violencia son crímenes que no conocen los soldados de la libertad, y si contra todas mis esperanzas, algunos de los nuestros olvidasen esos deberes, declaro que serán inexorablemente castigados; todo el que robe o tome con violencia, será pasado por las armas… (…); todo exceso que ataque a la moral pública o a las costumbres del país, será castigado hasta con la vida. Soldados, toda la América contempla… (…) Desgraciado el que quebrante sus deberes y sirva de escándalo a sus compañeros de armas. Yo lo castigaré de un modo terrible».
No sólo los ejemplos patrios nos enseñan que el Estado no puede adoptar métodos ilegales para resolver los problemas que se presentan en una sociedad. Ni las convenciones internacionales, ni la Constitución Nacional, ni la Iglesia, ni los autores internacionales lo aceptan. Por eso Massera tenía razón cuando le dijo a Timmerman que si el Papa se enteraba no les iba a permitir continuar haciendo lo que hacían. Juan Pablo II, el 6 de octubre de 1979, afirmó en la O.E.A.: «Si bien a veces pueden aplicarse medidas especiales para garantizar la seguridad de las personas, ellas nunca, jamás justifican un ataque a la dignidad inviolable de la persona humana y a los derechos que protegen su dignidad. Si cierta ideología y ciertas formas de interpretar la legítima preocupación por la seguridad nacional dieran como resultado el subyugar el Estado, al hombre y sus derechos y dignidad, ellas cesarían en la misma medida de ser humanas, serían imposible compaginarlas con un contenido cristiano».
Señores jueces, este proceso ha significado, para quienes hemos tenido el doloroso privilegio de conocerlo íntimamente, una suerte de descenso a zonas tenebrosas del alma humana, donde la miseria, la abyección y el horror registran profundidades difíciles de imaginar antes y de comprender después. Dante Alighieri, en La Divina Comedia, reservaba el séptimo círculo del infierno para los violentos, para todos aquellos que hicieran un daño a los demás mediante la fuerza. Y dentro de ese mismo recinto, sumergía en un río de sangre hirviente y nauseabunda a cierto género de condenados…
Yo no vengo ahora a propiciar tan tremenda condena para los procesados, si bien no puedo descartar que otro tribunal, de aún más elevada jerarquía que el presente, se haga oportunamente cargo de ello. Me limitaré pues a fundamentar brevemente la humana conveniencia y necesidad del castigo.
Por todo ello, señor presidente, este juicio y esta condena son importantes y necesarios para la Nación Argentina, que ha sido ofendida por crímenes atroces. Su propia atrocidad torna monstruosa la mera hipótesis de la impunidad. Salvo que la conciencia moral de los argentinos haya descendido a niveles tribales, nadie puede admitir que el secuestro, la tortura o el asesinato constituyan hechos políticos o contingencias del combate. Ahora que el pueblo argentino ha recuperado el gobierno y control de sus instituciones, yo asumo la responsabilidad de declarar en su nombre que el sadismo no es una ideología política ni una estrategia bélica, sino una perversión moral; a partir de este juicio y esta condena, el pueblo argentino recuperará su autoestima, su fe en los valores en base a los cuales se constituye la nación y su imagen internacional severamente dañada por los crímenes de la represión ilegal. Por todo ello, también este juicio y esta condena son importantes y necesarios para las fuerzas armadas de la Nación. Este proceso no ha sido celebrado contra ellas sino contra los responsables de su conducción en el período 1976/82. No son las Fuerzas Armadas las que están en el banquillo de los acusados, sino personas concretas y determinadas a las que se les endilgan delitos concretos y determinados. No es el honor militar lo que aquí está en juego, sino, precisamente, la comisión de actos reñidos con el honor militar. Y, finalmente, no habrá de servir esta condena para infamar a las Fuerzas Armadas, sino para señalar y excluir a quienes la infamaron con su conducta. (…)
Por todo ello, finalmente, este juicio, esta condena, son importantes y necesarios para las víctimas que reclaman y los sobrevivientes que merecen esta reparación (…)
Los argentinos hemos tratado de obtener la paz, fundándola en el olvido y fracasamos; ya hemos hablado de pasadas y frustradas amnistías. Hemos tratado de buscar la paz por vía de la violencia y del exterminio del adversario y fracasamos; me remito al período que acabamos de describir. A partir de este juicio y de la condena que propugno nos cabe la responsabilidad de fundar una paz basada no en el olvido, sino en la memoria, no en la violencia, sino en la justicia. Esta es nuestra oportunidad y quizá sea la última. Por estas consideraciones acuso a los aquí procesados por los delitos que han sido objeto de calificación y solicito que al fallar en definitiva se los condene a las siguientes penas:
Jorge Rafael Videla, reclusión perpetua, con la accesoria del art. 52 del Código Penal;
Emilio Eduardo Massera, reclusión perpetua, más la accesoria del art. 52 del Código Penal;
Orlando Ramón Agosti, reclusión perpetua;
Roberto Eduardo Viola: reclusión perpetua;
Armando Lambruschini: reclusión perpetua;
Leopoldo Fortunato Galtieri: 15 años de prisión;
Omar Rubén Graffigna: 15 años de prisión;
Jorge Isaac Anaya: 12 años de prisión;
Basilio Lami Dozo: 10 años de prisión.
Para todos con accesorios legales y costas. Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: «Nunca más».
11 y 18 de septiembre, 1985 - El texto y la edición aquí expuestos fueron encontrados en www.elhistoriador.com.ar - blog descontexto.blogspot.com - Fuente: Liliana Caraballo, Noemí Charlier y Liliana Garulli, La dictadura (1976-1983). Testimonios y documentos, Universidad de Buenos Aires, 1996, págs. 118-121.
Por razones que no vienen al caso conocí Bs As y aquello. Y supe donde estaba Lanús este, su comisaría y los agujeros chupapersonas. Conocí la Esma.
ResponEliminaAcabo de ver 1985 de Darín, me interesaba. Y leí el "nunca más" de Ernesto Sábato, también me interesaba.
Jamás comprendí que una dictadura se pudiera aguantar sino es porque el pueblo le aguante. El "algo habrá hecho" era lo normal. Y, el "no te metas en política era lo diario".
Es evidente que la fuerza de las armas acojona al mas pintado, pero no lo es menos que sin colaboración ciudadana , las fuerzas de las armas son poca cosa.
No quiero poner más cosas pero te aseguro que estuve (razones laborales) casi diez años allí, y sin chivatazos y delaciones no se hubieran "desaparecido" tanta gente.
La sociedad civil tiene su parte, y no pequeña de muchas cosas.
pero ya te digo, no deseo poner nada más.
salut
Els cops militars s'assemblen molt els uns als altres. Quants col·laboradors franquistes hi va haver a Catalunya durant i després de la guerra?, els fills dels quals ara son indepes, o aixó diuen.
EliminaQue no te engañen, esos lo único que buscan es la independencia de su cartera. Nunca he conocido un comunista auténtico con "casita" en L´Empordà-
Eliminao a la Cerdanya que està més de moda. A l'empordà mes aviat són socialistes
EliminaFueron tiempos malos ,dictadores,muerte de alguno de puro viejo,guerra fría y cómo no alta inflación como ahora,con fuerte subida del petróleo.Muy parecido a lo de ahora,estamos condenados a estos ciclos unos de buenos y otros de malos.
ResponEliminaNo tiene nada que ver la dictadura argentina con los tiempos actuales. Por cierto, la inflación ha bajado 1,6% hasta el 7,3%,y la acumulada está en un 5.6%. Al loro que no estanos tan mal.
EliminaAyer llegó una clienta a la tienda de la "señora estupenda" diciendo: " Bueno ahora que está bajando la inflación, a ver cuándo bajareis los precios". A la "estupenda" se le escapó la risa tonta.
EliminaNecesitamos un curso de matemáticas ya mismo, o que en los telediarios den la información más razonada, casi casi como en "Barrio Sésamo", la diferencia entre "arriba" o "abajo" y cosas así.
Aunque siempre habrá un o una idiota que no entenderá nada.
Tengo pendiente de ver "Argentina 1.985", siempre me pareció un milagro que enviasen a la prisión a aquellos acrniceros con galones.
Que baje la inflación no quiere decir que bajen los precios, baja el del combustible, la liuz , el gas, pero no la alimentacion que ha subido un 14%
EliminaBueno, que hayamos pasado de un 10-11 de inflación a solo un 7, no quiere decir que algo deje de subir de precio, mas bién que sigue subiendo algo mas moderado, pero sigue subiendo.
EliminaAlgo ha cambiado en la moral,desde luego,dictaduras criminales como Argentina,no creo que se de,pero desde luego los sistemas autoritarios crecen.Ahora el peligro al comunismo,ya no sirve para justificar una dictadura,pero con bajo tono,el populismo de izquierdas,da paso a partidos con visión autoritaria.
ResponEliminaHabrá que ver,lo que dices,si sigue bajando,pero el miedo que ha generado ha impulsado a medidas desquisiadas en el aumento del tipo de interés y lo más curioso se está rompiendo el sistema monetario internacional,con una revalorización exagerada del dolar.Ya veremos,pero ka la recesión ya es un hecho
No tengo tan claro lo de la recesión, de hecho nadie lo sabe, vamos a crecer poco, pero recesión no creo que haya.
EliminaFrancesc,en Economía (tema que me interesa y sigo),la recesión es una situación económica de un país, cuando tres datos seguidos den indice de procto bruto descendente y en esa situación están paises como esL el caso de Alemania.Recesion ,es lo contrario de crecimiento,que es lo natural en un pais de libre mercado,si no se crece,mal asunto.Luego está la estanflacion, que es peor donde no hay crecimiento y aumento del paro,en este asunto si que aún hay dudas.
ResponEliminaYa veremos, actualmente todo puede cambiar en 24 horas.
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