En Chile los militares se comportaban como escritores y los escritores, para no ser menos, se comportaban como militares, y los políticos (de todas las tendencias) se comportaban como escritores y como militares, y los diplomáticos se comportaban como querubines cretinos, y los médicos y abogados se comportaban como ladrones, y así hubiera podido seguir hasta la náusea, inasequible al desaliento. - Amalfitano.

Per dir-ho curt i ras: 2666 no és millor que 'Los detectives salvajes'. Tot i això, i malgrat que l'autor no va aconseguir polir-la del tot, 2666 és una novel·la enorme, i no només per les seves 1120 pàgines, sinó sobretot pels riscos que afronta, més enllà dels resultats obtinguts en el procés, truncats arran de la mort de Bolaño. No hi ha pràcticament res al text de la novel·la que expliqui el perquè de l'elecció d'aquell any futur, 2666, com el títol. A la seva “Nota a la primera edició”, el crític Ignacio Echevarría indica que aquesta data ja s'esmentava a la novel·la Amuleto (1999). La narradora, Auxilio Lacouture, ens explica una caminada pel DF amb Arturo Belano i Ernesto San Epifanio:

«…y luego empezamos a caminar por la avenida Guerrero, ellos un poco más despacio que antes, yo un poco más deprisa que antes, la Guerrero, a esa hora, se parece sobre todas las cosas a un cementerio, pero no a un cementerio de 1974, ni a un cementerio de 1968, ni a un cementerio de 1975 [fecha en la que se dicta el relato de Auxilio Lacouture], sino a un cementerio de 2666, un cementerio olvidado debajo de un párpado muerto o nonato, las acuosidades desapasionadas de un ojo que por querer olvidar algo ha terminado por olvidarlo todo» (pp. 76-77).

Echevarría afirma que 2666 seria una data que “actua com a punt de fuga en què s'ordenen les diferents parts de la novel·la. Sense aquest punt de fugida, la perspectiva del conjunt quedaria coixa, irresolta, suspesa en el no-res”. I això està bé, però, una perspectiva que flueix cap a què? Apocalipsi, conflagració, o redempció, alliberament? Cap a un infern o un paradís? Echevarría —i la contratapa del llibre— es queden amb la imatge del «cementiri» futur.

Crec que hi ha una resposta diferent dissimulada a Els detectius salvatges. A la segona part d'aquesta novel·la (al Capítol 21), Amadeo Salvatierra rememora una conversa amb Cesárea Tinajero, la poeta que Arturo Belano i Ulisses Lima volen trobar:

«…y después nos pusimos a hablar de política, que era un tema que a Cesárea le gustaba aunque cada vez menos, como si la política y ella hubieran enloquecido juntas, tenía ideas raras al respecto, decía, por ejemplo, que la Revolución Mexicana iba a llegar en el siglo XXII, un disparate incapaz de proporcionarle consuelo a nadie, ¿verdad?»

El segle XXII encara és lluny de l'any 2666… però passa que després, a la tercera part de 'Los detectives salvajes', el diari de García Madero registra —en la seva entrada del 29 de gener de 1976— el relat d'una mestra que evoca una conversa posterior amb Cesárea Tinajero, en la qual s'entreveu que el tema de la revolució seguia al cap, encara que la data ja era una altra…

«Y entonces la maestra […] tuvo la entereza de preguntarle por qué razón había dibujado el plano de la fábrica. Y Cesárea dijo algo sobre los tiempos que se avecinaban, aunque la maestra suponía que si Cesárea se había entretenido en la confección de aquel plano sin sentido no era por otra razón que por la soledad en la que vivía. Pero Cesárea habló de los tiempos que iban a venir y la maestra, por cambiar de tema, le preguntó qué tiempos eran aquéllos y cuándo. Y Cesárea apuntó una fecha: allá por el año 2600. Dos mil seiscientos y pico. Y luego, ante la risa que provocó en la maestra una fecha tan peregrina, risita sofocada que apenas se escuchaba, Cesárea volvió a reírse, aunque esta vez el estruendo de su risa se mantuvo en los límites de su propia habitación.»

Ara bé: a la quarta part de 2666 apareix un personatge anomenat Lalo Cura (homònim del protagonista d'un conte de Putes assassines). De la mare de Lalo Cura se'ns explica que, el 1976, es va trobar amb dos joves “estudiants del DF” que semblen estar fugint de res. Pel desert de Sonora. En una interlocutòria, que podria ser un Camaro. Dos joves del DF. “Estudiants”? Ho dubto. Fan olor de detectius salvatges…

Si assumim que aquests joves són Belano i Lima, de tornada de la seva aventura per Sonora, s'enforteix la possibilitat que això que Cesària adverteix que pot passar per l'any “dos mil sis-cents i escaig” és —a l'horitzó imaginari de Bolaño— una nova revolució, ja que d'això conversaven incessantment aquests dos joves al desert: segons la mare de Lalo, ells no paraven de parlar “una revolució invisible que ja s'estava gestant, però que trigaria a sortir als carrers almenys cinquanta anys més . O cinc-cents. O cinc mil”.

“Hasta los jóvenes, que en teoría son la esperanza del cambio, se están convirtiendo en unos motos y en unos puteros. Esto no tiene arreglo, esto sólo se arregla con la revolución”, deia Joaquín Font a 'Los detectves salvajes'. Al meu entendre, 2666 seria una data tan arbitrària com possible per a una revolució imaginada per Bolaño com a contrapès per a les iniquitats del present, narrades amb tanta abundància a la seva novel·la pòstuma. Martin Cristal a el pez volador.

A propòsit de Bolaño: Blanes: la última estación

Montané Krebs señala que «el salto a Girona fue porque su hermana y su compañero catalán decidieron regresar a México unos años. Roberto, entonces, se fue a vivir a la casita que le dejó su hermana. Después, alrededor de 1984 se establece en Blanes.» Esta hermosa localidad a orilla del Mediterráneo será su santuario. Conocerá a Carolina y del amor de esos años nacerán sus hijos. Los de papel y los a imagen y semejanza de él. Será el último tramo del viaje. Bolaño sabía que tenía que crear en contra del tiempo, que el presente lo apretaba contra la pared final y que debía resistir ese apretón con la disciplina de un guerrero que lee, ve películas y escribe. Autor y personaje se imbrican. Son parte del mismo sueño, juntos llevan la misma ilusión. Los personajes trascenderán la existencia del autor, pero por sus venas corren las experiencias de quien los creó. Son venas mentales, ríos de ideas con formas de palabras. Están los paisajes, pero también las dudas, los temores, la esperanza de un algo mejor que cuando se consigue viene el destino y pone su dedo sobre la llama de la vela. Así de salvaje fue la ruta de Arturo Belano. Y así de salvaje también fue la rabia de parir la mejor literatura, para burlarse eternamente de la muerte.