Hem comprovat aquests dies com encertaven els que van preveure uns temps tan negres com els que vivim. No en el sentit de dibuixar un panorama similar al d'ara, en una novel·la de ciència ficció o en una pel·lícula distòpica, sinó en el d'avançar-se l'estat anímic o a la manera d'afrontar un drama com aquest. O encara millor: de ser capaços de dir, amb antelació, les coses que ara voldríem dir. He recordat, avui que s'acaba el mes d'octubre, 'Nit trista d'octubre', de Jaime Gil de Biedma, un poema escrit fa més de 60 anys.

«… Pido que España expulse a esos demonios.
Que la pobreza suba hasta el gobierno.
Que sea el hombre el dueño de su historia…»

JGB  -   A Juan Marsé

NOCHE TRISTE DE OCTUBRE

Definitivamente
parece confirmarse que este invierno
que viene, será duro. 
Adelantaron 
las lluvias, y el Gobierno, 
reunido en consejo de ministros, 
no se sabe si estudia a estas horas 
el subsidio de paro
o el derecho al despido, 
o si sencillamente, aislado en un océano, 
se limita a esperar que la tormenta pase
y llegue el día, el día en que, por fin, 
las cosas dejen de venir mal dadas. 

En la noche de octubre, 
mientras leo entre líneas el periódico, 
me he parado a escuchar el latido 
del silencio en mi cuarto, las conversaciones 
de los vecinos acostándose, 
todos esos rumores 
que recobran de pronto una vida 
y un significado propio, misterioso. 

Y he pensado en los miles de seres humanos, 
hombres y mujeres que en este mismo instante, 
con el primer escalofrío, 
han vuelto a preguntarse por sus preocupaciones, 
por su fatiga anticipada, 
por su ansiedad para este invierno. 

Mientras que afuera llueve. 
Por todo el litoral de Cataluña llueve 
con verdadera crueldad, con humo y nubes bajas, 
ennegreciendo muros, 
goteando fábricas, filtrándose 
en los talleres mal iluminados. 

Y el agua arrastra hacia la mar semillas 
incipientes, mezcladas en el barro, 
árboles, zapatos cojos, utensilios 
abandonados y revuelto todo 
con las primeras Letras protestadas. 

 Jaime Gil de Biedma