En el libro de 1986 The Other Side of the Story, la Secretaria Powell contó la historia de la siguiente forma: Tras una investigación más de cerca, el animal parecía volver a ser un conejo. No uno lleno de encanto, al estilo del conejo de pascua, sino una de esas cosas despatarradas, de grandes pies, a las que, cuando yo era joven, llamábamos conejos de ciénaga.
El animal estaba claramente angustiado, o tal vez enloquecido. El Presidente admitió no tener demasiada experiencia en el trato de conejos enfurecidos. No era capaz de definir con claridad en que estado mental se encontraba. Lo que era obvio, sin embargo, era que ese animal que bufaba amenazante, con dientes centelleantes y las ventanas de la nariz dilatadas, iba directo hacia el bote del presidente.
El incidente con el conejo se convirtió en artillería para aquellos que tachaban la presidencia de Carter de desafortunada y débil, y los republicanos lo utilizaron para burlarse de Carter durante la campaña electoral de 1980.
Para un presidente buena persona, que no se metió en jaleos, los americanos le colocan este conejo. A ver que le ponen al belicista de Trump, que quiere hacer la guerra a medio mundo.
ResponEliminaSaludos
Decían de Carter, que fue un pésimo presidente y un gran expresidente. A pesar de salir en los execrables de Rac1, no es de los más funestos.
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