Cada dia, aixafava el seu rostre de nen contra la vitrina del forn, la llar de foc encanonava el cel i ensutjava la túnica de Sant Pere i l'altra galta dels àngels. L'amo li deia que el pa era el rostre de Déu: "Cal aprendre a guanyar-lo amb la suor del front".
Ara és un home flac... i ateu.
Ara és un home flac... i ateu.
de Eduardo Llanos Melussa
en Cien microcuentos chilenos, 2002
del blog:descontexto
Para no creer en Dios no hace falta que te falte el pan. Puede que lo tengas y veas que sin faltarte a ti, le falta a los demás.
ResponEliminaUna abraçada.
Salut
ok, las penas con pan son menos, diu la dita.
EliminaPues yo hubiese acabado el cuento,con el niño ya hombre comiéndo un enorme bollo de nata,con las piernas estiradas mirando la calle,al lado un nieto comiendo otro bollo de nata."Dios existe muchacho,no lo olvides.Dios aprieta pero no ahoga".Los dos sonriendo siguieron disfrutando su bollos con nata.Y este cuento amiguitos se ha acabado...
ResponEliminaEste final si que seria de cuento.
EliminaPor la falta de pan, es posible.
ResponEliminaPero cuando uno se dá cuenta de la inexistencia de Dios, es paseando por Auschwitz y Birkenau.
També, i fins i tot passejant pel Raval.
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