HO HE VIST, POBLE D'ISRAEL

Costa de creure certes coses quan te les expliquen, acostumats com estem a les versions interessades de cada bàndol. Però aquí hi ha el relat d'algú que acaba de veure-ho amb els seus propis ulls, ho explicaba Beatriz Becerra l'agost de 2015. Més premonitori no pot ser l'article. Beatriz Becerra és Diputada al Parlament  Europeu por UPyD. 

"En la ciudad palestina de Hebrón, he visto a los colonos ocupadores judíos radical-boho-chic conduciendo amenazantes y campando a sus anchas por calles tomadas, desahuciadas de comercios y vecinos palestinos. He visto la historia manipulada y reescrita en carteles vergonzantes, que pretenden transformar los hechos y fechas ciertas manipulándolas al antojo de los reescribientes, los nombres de las calles cambiados, los soldados imberbes (casi tantos como colonos) vigilando fronteras interiores dentro de una ciudad que era próspera y pujante y gritando consignas para que no creamos lo que nos cuentan. 
He visto a una anciana enjaulada en su balcón de la calle-frontera para protegerse de las pedradas de los judíos ocupantes que agujerean cristales y paredes, he visto a palestinos a los que no se les permite entrar a su casa por la puerta principal y tienen que rodear toda la manzana y utilizar las traseras de los vecinos y saltar por los tejados. Los he visto con el pasaporte en la mano, cabizbajos, pidiendo permiso para transitar por su ciudad. He visto a ancianos cargando bolsas por cuestas tan empinadas que quitan el aliento, porque se les prohíbe utilizar las calles rectas y los accesos directos a sus domicilios. He visto accesos tapiados a parques maravillosos, puertas destrozadas y atrancadas de comercios desaparecidos, pintadas con insultos, vulneraciones de la propia legalidad israelí ensartadas una tras otra en esa misma calle.
He visto la espectacular extensión de asentamientos como el que domina la colina sobre el poblado beduino de Abu Nwar. Construido en apenas año y medio, sus fuentes y piscinas son el mayor insulto para los seiscientos beduinos a los que se les niega el suministro de agua potable, y sobre los que se cierne la amenaza de una evacuación inminente, tal y como ocurre en Susiya y tantos otros. Solo pequeñas construcciones bajo bandera europea les dan alguna esperanza de que la injusticia creciente cambie de signo algún día.

He visto los planes de ampliación de los asentamientos ilegales en West Betlehem, la devastación de los acuíferos naturales por el uso intensivo de agua para uso doméstico y comercial, los procesos de depuración sin resolver. He visto los terrenos antes fértiles y ahora sin agua que los palestinos ya no pueden trabajar... y que, precisamente por eso, por llevar tres años sin cultivar, les serán expropiados por el Gobierno israelí, acogido desde hace décadas a una antigua ley otomana. Esas tierras serán pronto adjudicadas precisamente a las asociaciones que gestionan los asentamientos ilegales próximos para su expansión, como es el caso.
De tal modo y manera que a la impunidad inicial de quien toma una tierra ajena al asalto, se une la fortificación y servicio de protección inmediata por el ejército israelí (y, por ende, de sus ciudadanos, que lo financian) para protegerlos de posibles ataques de los ocupados..., dándoles, de facto, legitimidad y carta de naturaleza, y validando su razón de existir. Para luego, además, propiciar su expansión a través de las referidas expropiaciones y asignaciones de tierras no cultivadas. Por no hablar de la exención de impuestos a los productos de las colonias, y la mayor de las facilidades en la provisión de servicios y suministros, que incluyen las infraestructuras de conexión entre la red de asentamientos ilegales. Esto convierte los Territorios Palestinos en Territorios Ocupados agujereados, aislados entre los nódulos de comunicaciones de los colonos, a las que los palestinos tienen prohibido el acceso, y cuya implantación desintegra cualquier posibilidad de interacción comercial propia.
No hay asomo de casualidad en la dinámica de ocupación vía asentamientos, sino una meticulosa planificación en tiempo, forma, ubicación, modo y consecuencias irradiadas, que solo se aprecia en su integridad cuando accedes a una visión lo suficientemente gráfica del proceso: la ocupación por colonos de la franja que va de Jerusalén Este a Jericó partirá en dos sin remedio a Cisjordania. El carácter atribuido a los repartos de zonas A, B y C se ha convertido en irrelevante. Las comunicaciones de las colonias suponen ya una amplísima red nodal que asfixia como una tela de araña las transacciones palestinas. Y la variable, mordiente construcción de muros, no solo en el recorrido de la frontera oficial o Green Line, sino con muros interiores que van convirtiendo la zona en un laberinto de fortificaciones y fronteras bendecidas por las autoridades israelíes, no hace sino sentenciar el proceso. He visto, en definitiva, y les aseguro que no dejo de pensar en el porqué y para qué, un plan sistemático para acabar con cualquier posibilidad de un Estado palestino y, por ende, de llegar a una solución de dos Estados.
¿Es posible que el Estado democrático de Israel, el defensor desde Oslo de la solución de dos Estados para dos pueblos como única opción de convivencia pacífica duradera, esté actuando calculadamente para acabar con ella?
Los asentamientos de los colonos judíos en territorios palestinos son ilegales de acuerdo al derecho internacional y según innumerables declaraciones de organismos internacionales, la más reciente del secretario general de Naciones Unidas. Ban Ki-Moon acaba de criticar duramente al Gobierno israelí por "la impunidad" de la que gozan los colonos cuando atacan a los palestinos. "Es necesario que esto se termine", ha afirmado. Y si estos colonos, ciudadanos israelíes, deben ser por tanto y a todos los efectos perseguidos y castigados por un Estado de Derecho como el israelí, un país democrático que respeta y acepta las normas internacionales..., ¿Cómo pueden justamente aparecer como instrumento y protagonistas de su plan?. Pero lo cierto y verdad, la tozuda realidad, es que hay más de medio millón de colonos en los asentamientos ilegales de Jerusalén Este y Cisjordania. El sesenta por ciento de sus ingresos provienen del Estado. Tienen casa subvencionada y servicios públicos preferentes, además de la protección militar del ejército israelí. Los productos de las colonias no pagan impuestos. Y estos ocupantes ilegales de tierras y recursos palestinos no solamente ven desplegado de forma inmediata un círculo de seguridad militar alrededor del levantamiento de sus colonias, sino que, a partir de ese momento, hacen un uso privativo y preferencial de los recursos naturales de la zona y se autoerigen en fuerza de ocupación cuya misión (ideológica, nacionalista, religiosa) es bendecida por privilegios en lugar de castigada por su ilegalidad ab initio. Propician el acoso, amedrentamiento y, en último término, expulsión de los habitantes de sus propias tierras... que, como he explicado antes, les acaba siendo ¡legalmente! expropiada por el Estado israelí y revertida a los ocupantes ilegales.
Hay otro aspecto que considero fundamental destacar: el futuro de Israel, por una mera cuestión demográfica, bien puede estar en manos de los ultraortodoxos. Con una media de entre seis y siete hijos por familia, su crecimiento es formidable: un 5% al año, frente a apenas un 1,8% a nivel nacional. A este ritmo, supondrán un 20% de la población de Israel dentro de 15 años, un 40% para 2059... Teniendo en cuenta que solo un 20% de los habitantes de Israel son árabes, poco más se puede decir.
Y un último apunte: se calcula que aproximadamente tres cuartas partes de los colonos son ultraortodoxos. Esto significa, por un lado, que suman a las de los colonos otras ventajas estatales: seis de cada diez no trabajan y se dedican solo a estudiar la Torá, por lo que el Estado les otorga una pensión de unos quinientos euros al mes, acumulables a las ayudas por hijos y a las becas especiales para estudiar en escuelas talmúdicas (otros cuatrocientos euros). Están eximidos de hacer el servicio militar. Por otro, tiñen de radicalismo y agresividad su presencia ocupante, pues se han ido constituyendo en algo parecido a un grupo étnico, con sus propios códigos de comunicación, conducta y hábitos. Ellos, los jaredíes, "los que tiemblan ante Dios", han crecido en la dependencia del Estado, ajenos y desconocedores del mundo exterior. Se autodenominan yidn, es decir "judíos", los verdaderos judíos, los custodios de la fe, salvaguardas últimos de la ortodoxia. El integrismo subvencionado en estado puro.
¿Es posible que el Gobierno israelí no se haya dado cuenta de esta compleja pero inapelable obviedad? Sinceramente, no lo creo. La altura y calidad de su extraordinaria inteligencia no deja margen a la duda. Entonces, ¿por qué la ausencia de reacción? ¿Por qué ese fatalismo paralizante?
Coincido plenamente con David Grossman en su reciente análisis: es imperativo que la autoridad israelí tome conciencia plena de que la deriva ocupadora y la falta de diálogo con los palestinos pueden llevar al fin de Israel como Estado democrático para los judíos. Debe tomar medidas inmediatas para afrontar la perversa fuerza creciente del integrismo nacionalista y religioso, para el que no existen límites legales, morales ni de sentido común, porque ha ido cobrando una devastadora fuerza en su seno, alimentado por sus propias arcas y afán defensivo. Porque, tras cincuenta años de ocupación, la conciencia de pueblo conquistador ha derivado en la consideración de que el sometimiento de los débiles implica que estos son inferiores a los conquistadores y, por tanto, odiarlos es razón suficiente para legitimar su deseo de eliminarlos, expulsarlos, exterminarlos en última instancia.
La peligrosa tela de araña de los asentamientos ilegales y el insaciable afán fundamentalista de los ultraortodoxos no tiene otro final posible que la sofocación de la legitimidad democrática de Israel como Estado. No cabe, por tanto, otra opción para la supervivencia de un Estado de Israel democrático y garante del derecho internacional y los derechos humanos en el que en el futuro quieran vivir sus hijos que detenerlo y afrontarlo con la misma determinación con la que ha afrontado históricamente el terrorismo." - Artícle publicat al HUFFINGTON POST.

UNA GUERRA CONTRA LES DONES I ELS NADONS

Noor estava embarassada quan Israel va ordenar que abandonés el seu apartament a la ciutat de Gaza. Mentre es desplaçava cap al sud, tenia un fort dolor a l'abdomen. El dolor es va intensificar, però ella va fer tot el possible per amagar-lo. Tot i que el dolor va desaparèixer al cap d'un temps, va trobar més problemes després d'haver-se refugiat, juntament amb el seu marit i els seus dos fills, a casa del seu oncle a Rafah, la ciutat més al sud de Gaza.

Cada vegada que hi havia un bombardeig del barri, Noor sentia més dolor abdominal, seguit d'hemorràgies. Preocupada per la possibilitat d'un avortament involuntari, va anar a la maternitat al-Helal al-Emirati de Rafah, acompanyada de la seva tia. La secció de l'hospital estava plena quan va arribar. Només hi havia cinc llits disponibles a la secció i només un metge. No obstant això, hi havia desenes de dones embarassades.

Després d'esperar durant tres hores, una infermera va cridar el nom de Noor. A Noor li van demanar que s'estirés en un llit perquè pogués ser examinada. Noor va dir a un dels membres del personal de l'hospital sobre els dolors i les hemorràgies que estava experimentant. Se li va informar que aquests problemes probablement eren causats per l'estrès constant i la por de viure una guerra.

Poc després d'aquest viatge, la Noor, aleshores embarassada de set mesos, va sentir que anava de part. La van portar a l'hospital amb cotxe. Com que no hi havia llits disponibles, va haver de donar a llum en una zona d'espera. El seu nou nadó era un nen que es deia Ahmad. Només pesava 1,5 quilograms. Ahmad va ser col·locat en una incubadora. Durant les dues setmanes següents, va guanyar 500 grams de pes. 

"Quan el vaig treure de la incubadora, no sabia què s'havia de posar", va dir Noor. “No vaig trobar roba de nadó a les botigues. La meva tia va demanar prestada roba d'hivern als seus veïns, però no va trobar prou llaunes de llet per a nadons a les farmàcies.

El Fons de Població de les Nacions Unides va calcular que hi havia aproximadament 50.000 dones embarassades a Gaza quan Israel va declarar la seva guerra durant l'octubre. A aquestes dones se'ls ha denegat l'atenció adequada i sovint els ha estat impossible assistir a les cites mèdiques. Només 15 dels 36 hospitals de Gaza funcionen i, en tots aquests 15 casos, només parcialment. Amb l'escassetat d'aliments aguda, la majoria de les dones embarassades estan desnodrides.

Amal va tenir un avortament involuntari poques setmanes després que Israel destruís la casa de la seva família. Els seus pares i alguns dels seus germans van ser assassinats en la massacre. Casada el 2015, el seu metge va dir a Amal uns anys més tard que quedar-se embarassada seria difícil. Des de llavors, havia gastat milers de dòlars en tractaments de fertilitat. No va ser fins al 2023 que es va quedar embarassada.

La data del naixement s'acostava quan els seus pares van ser assassinats. El xoc d'aquell horrible crim va ser tan agut que tot el que va poder fer després va ser recitar l'Alcorà i mirar fotografies dels membres de la seva família al seu telèfon. Va perdre la gana. Quan es feia menjar qualsevol cosa, vomitava. Una setmana després de l'atac a la seva família, Amal va començar a sagnar molt. Amal va cridar. El seu marit la va portar el més ràpid possible a un hospital proper. Allà, va saber que havia avortat.

"Em van matar dues vegades", va dir Amal, explicant que ella mateixa va sentir com si hagués mort tant quan es va produir la massacre de la seva família com durant l'avortament involuntari posterior. "Serà difícil per a mi tenir una vida ara", va afegir.  Amal havia de tenir un fill. Li havia preparat una habitació, bressol i roba. Encara no havia triat el seu nom.

Sondos, de 26 anys, estava embarassada de nou mesos quan la seva casa d'al-Rimal, un barri de la ciutat de Gaza, va ser atacada. El seu marit i la seva filla van morir en l'atac. Sondos va aconseguir sobreviure després de ser rescatat de les runes. Ella i la seva família s'havien quedat a la meitat nord de Gaza després que Israel ordenés la seva evacuació. No tenien familiars ni amics que els poguessin acollir si es traslladessin cap al sud. Sondos va ser portat a l'hospital al-Hilo de la ciutat de Gaza. Allà va donar a llum una nena mitjançant una cesària. Va cridar a la seva filla Habiba. La germana del nadó, que Israel acabava de matar, tenia el mateix nom.

El nadó va haver de ser col·locat en una incubadora. Sondos no va tenir prou menjar ni aigua neta durant els últims mesos i això va tenir un efecte advers en el pes del nadó. L'hospital no va poder proporcionar cap anestèsic durant el part i Sondos tenia un dolor agut. "Vaig oblidar el dolor quan vaig agafar el meu nadó als meus braços", va dir Sondos. "Dono gràcies a Déu que em van concedir un nou fill el dia que vaig perdre la meva altra filla".

Khuloud Rabah Sulaiman és una periodista que viu a Gaza.


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